¡Bienvenidos a Nuestros Orígenes con Agatha!
Hoy empezamos con el proyecto gastronómico (y tesis) en colaboración con Orígenes de Diners Club. ¡Espero que disfruten de esta aventura!
Antes de empezar, me presento:
¡Hola todos, soy Agatha! Bienvenidos al newsletter de gastronomía ecuatoriana junto al programa Orígenes de Diners Club. A lo largo de los próximos meses voy a compartir recetas con nuestros deliciosos productos nacionales, celebraciones folclóricas de distintas localidades, historias de pequeños restauradores y mucho más. Creo profundamente en el poder que tiene nuestra deliciosa cocina, y te doy las gracias por estar aquí; solo conociendo nosotros lo que tenemos podemos compartirlo con el mundo.
Antes de embarcarnos en este viaje juntos, quería contar un poco de cómo llegué hasta aquí, y lo que significa para mí poder compartir mis palabras contigo. Entonces espero que tengas hambre, porque hoy te cuento donde empezó mi apetito por el potencial de nuestra gastronomía.
Cuando tenía 17 años, había mañanas afortunadas en las que mi mamá nos llevaba al colegio. Yo estaba en mi último año, y todavía no sabía con certeza que quería hacer con mi vida. Tenía el delirio de aguantarme una carrera de administración entera para después hacer algún curso de cocina… ¿O estudiar nutrición? ¿O ir hasta otra ciudad para estudiar algo como psicología? Cada día faltaba menos para mi graduación y ninguno de mis “planes” me hacía verdaderamente feliz. La cosa es que, como digna hermana mayor, a menudo me sentaba junto a mi mami, en el asiento del copiloto. Disfrutaba de ese recorrido, siempre igual, siempre cotidiano. Hasta que un día, en una de las rectas finales del camino (tanto de la carretera como de mi vida estudiantil) Diners Club colgó una pancarta gigantesca que decía:
“CAROLINA SÁNCHEZ, la primera ecuatoriana en ganar una estrella michelín”
Al leer eso, sentí un sacudón de emoción que me recorrió todo el cuerpo. Por primera vez realmente comprendí que sí era posible llegar a ser alguien siguiendo tus sueños. No solo eso, pero era posible en el ámbito que me apasionaba, siendo una mujer ecuatoriana. En ese instante supe que no necesitaba ningún título de Business, ni de nutrición, ni de nada que no me electrizara.
Apliqué al Basque Culinary Center en España, como toda persona que estudia en el extranjero, con la ilusión de aprender y el anhelo de traer algo nuevo a casa. Siempre amé a mi país, pero solo estando afuera pude ver la riqueza dentro. No existen en el planeta sabores como los nuestros, las frutas vibrantes del sol ecuatorial, la contundente base que solo da un verde, el toque especial de los platos sazonados a punto de cilantro y comino, y las pequeñas brazas de parrillas que perfuman las calles de Quito. Pasé cuatro años saltando de emoción cada vez que alguien nombraba los productos amazónicos, defendiendo a capa y espada nuestro ceviche y aprovechando cada vez que se me concedía la palabra para contar algo de Ecuador.
A los dos años de mi carrera universitaria, conseguí un trabajo como asistente del departamento de fotografía en mi facultad y un jueves 28 de abril, tuve el gusto de verme cara a cara con aquella musa de la pancarta. Carolina condujo un evento junto a su esposo Iñaki. Quedé hipnotizada ante sus movimientos dotados de la delicadeza de una pluma, su precisión de bisturí y la docilidad con la que llevaba el orgullo de toda una nación en su espalda. Observaba atentamente, mientras me escondía tras la cámara, entre los aromas de mi querido Ecuador. La primera vez que conté esta historia, en el 2022, pensé que había llegado a mi momento ‘360’, sin saber lo que me tenía en espera la vida.
Eventualmente volví a Quito, llena de pasión por esta hermosa carrera y amor por mi país al que extrañé tanto. A lo largo de estos últimos años me encontré con la escritura, que se convirtió en mi mejor aliada para expresar todo el amor que siento y que inunda las cocinas. Ferran Adrià alguna vez dijo que, todas las culturas del mundo tienen dos cosas: música, y una cocina propia. La identidad que yace en la sazón de un territorio es algo innegable, es esa combinación de placer, memoria y emoción que nos vincula unos a otros. No importa a qué te dediques ni en qué parte del Ecuador hayas nacido, todos tenemos una memoria de la infancia decorando guaguas de pan mientras saboreábamos colada morada, todos tenemos presente la textura acolchonada de los llapingachos, y todos sentimos cómo se calma el corazón cuando se come un buen seco, (de lo que sea, el sentimiento es igual). Sabía de primera mano lo deliciosa y contundente que es la identidad culinaria del Ecuador, pero no entendía cómo el resto del planeta no se había enterado. ¿Cómo podían el resto de seres humanos llevar una vida digna si nunca habían probado un bolón con queso y chicharrón?
Cuando llegó el momento de hacer mi tesis, sabía que quería contar historias, historias nuestras, de esta increíble culinaria ecuatoriana. Pensando con quién podría aliarme para un proyecto así, no se me ocurrió nadie mejor que Diners Club. Pues fue esa historia, en esa pancarta, que contaron hace tantos años que desencadenaron todos los hechos que me trajeron hasta donde estoy hoy, y me ilusionaba poder contribuir a los escalones del camino de alguien más, así sea, simplemente para darles hambre. Entonces, curiosamente terminé aquí, escribiendo este texto introductorio para mi tesis acerca de la comunicación gastronómica, para nadie más y nadie menos que el programa Orígenes, de Diners Club.
Orígenes nace del área de Responsabilidad Social de Diners Club. Tiene como objetivo, recuperar la hermosa diversidad gastronómica de nuestro país, y fomentar la cocina de todos los rincones del Ecuador. Orígenes reconoce y honra que la comida es el tejido delicioso que nos une, y que, como dice Ratatouille, la hermosa película de niños, “No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista sí puede provenir de cualquier lugar” (Bird, 2007). La verdadera belleza de Orígenes es que encuentra a esos pequeños artistas de la culinaria nacional, y les da una plataforma para brillar. Eso es lo más hermoso de este recorrido, poder emprender en un proyecto de la mano de un equipo que entiende el poder de la comida, para sentarnos a todos en una misma mesa. Nuestra cocina está llena de emoción, tradición y cultura, pero también es el vehículo para un cambio.
Teniendo el privilegio de estar detrás de bastidores, de la mano de Orígenes, quiero contar las historias de todas esas personas que se abaten valientemente detrás de ollas y parrillas, para que inspiren a los jóvenes que están aprendiendo a picar. Quiero hablar de esos sabores que solo existían en la comida de nuestras abuelas, de la abundancia feroz y productos coloridos de esta tierra andina, y de los rincones ecuatorianos, que derraman sabor con cada plato hecho para sustentar a una comunidad.
Somos un país que tiene su riqueza dentro de los orígenes más humildes, y es hora de honrarlos. Gracias por estar aquí conmigo, en el inicio de otra vuelta en el espiral. Estoy muy entusiasmada de ver a dónde nos llevará.
"Cómo podían el resto de seres humanos llevar una vida digna si nunca habían probado un bolón con queso y chicharrón?" Me ha encantando esta frase!!
Con muchas ganas de descubrir los sabores de mi tierra a través de tus cartas..
Saludos desde Donosti
Al igual que Carlos está frase:
"Cómo podían el resto de seres humanos llevar una vida digna si nunca habían probado un bolón con queso y chicharrón?" me llegó al corazón!
Yo que amo el verde no puedo entender como la gente vive sin haber explorado esos sabores de nuestra Tierra!
Muchas felicidades Agatha por tener esta increíble oportunidad, te deseo lo mejor, y me encanta que te animes a hacer marketing de nuestra exquisita comida. No puedo esperar a leer el resto de historias!